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Serena Nickson

Serena Nickson

Durante nuestra última visita a Nueva York, tuvimos la suerte de conocer a Serena. Queríamos capturar nuestras piezas en la ciudad que nunca duerme, y Serena, amiga de una amiga, se ofreció generosamente a posar con nuestras joyas. Como suele ocurrir en una sesión de fotos, pasar el día con gente nueva es una mezcla de profesionalidad e imprevisibilidad. La pregunta siempre es si el encuentro será solo un momento o si se convertirá en algo más. Con Serena, fue una conexión instantánea. Entre una foto y otra, la conversación fluyó con naturalidad y, para mi sorpresa, descubrí su increíble obra, con la que conecté al instante. Hoy, Serena nos invita a su universo artístico, compartiendo un pedacito de su mundo creativo desde su estudio, un espacio donde las historias cobran vida en cada trazo y detalle. Y solo quiero compartirlo contigo. Gracias, Serena, por abrirme las puertas a tu universo y a tu corazón.

 

 

¿Nos puedes contar un poco sobre tus antecedentes y cómo te convertiste en artista?

S: Soy una artista figurativa nacida y basada en Nueva York. Tuve la suerte de crecer inmersa en el arte: mi padre, pintor, y mi madre, curadora. Viví rodeada de creatividad en una ciudad llena de vida. Como hija única, pasé gran parte de mi infancia dibujando por diversión, lo que me ayudó a expandir mi imaginación. Me obsesioné con dibujar personas, dándoles atuendos, peinados y diferentes historias, algo muy similar a lo que me apasiona de mi trabajo hoy en día.

¿Qué es lo que más te satisface de tu práctica artística?

S: Lo que más me apasiona es el aspecto narrativo de la pintura. Si bien replicar la imagen de alguien es un placer, es la narración lo que realmente me inspira. Pequeños detalles, como perlas que caen de un collar, plumas pegadas al cabello o un libro anotado con delineador de labios, realmente dan vida a la historia. La mayor parte de mi obra captura momentos intermedios, y me centro en representar la transición de niña a mujer, yuxtaponiendo elementos como lo lúdico con lo elegante, lo gracioso con lo serio, y lo descuidado con lo formal.

¿Cómo influyen las épocas pasadas en tu obra?

S: Soy muy nostálgica, sobre todo cuando se trata del arte y la moda de épocas pasadas. Me encanta incorporar piezas vintage de los años 60 y 70 para mis modelos o usar antigüedades para darle a mi trabajo una atmósfera atemporal. Se trata de fusionar el pasado con el presente y capturar algo que se sienta eterno.

¿Cuándo te diste cuenta de que la pintura sería tu carrera?

S: Siempre soñé con ser pintor, pero no fue hasta los últimos años que empezó a manifestarse. Durante el confinamiento, compré un montón de lienzos y decidí probar si realmente estaba hecho para ello. Una vez le pregunté a mi padre cómo supo que quería dedicarse a la pintura a tiempo completo, y me dijo algo así como: «Porque no podía dejar de hacerlo». Durante meses, trabajé en otros empleos mientras me familiarizaba con la práctica, con la esperanza de sentir esa misma pasión por la pintura. Con el tiempo, se convirtió en una rutina despertarme e ir directo al lienzo. Cinco años después, no puedo pasar más de un día sin pintar; se ha convertido en parte de mí.

¿Qué es lo que más valores de tu carrera?

Lo que más valoro es la paciencia que me ha enseñado. Vivimos en un mundo digital donde estamos acostumbrados a la inmediatez y el exceso de consumo. La pintura te obliga a desacelerar. Pasas horas, incluso días, enfocados en la misma imagen, analizando cada tono, cada textura, cada detalle. Me ha ayudado a ser una mejor observadora ya absorber mejor el mundo que me rodea.

¿Qué es lo que más te da alegría en tu trabajo?

La rara alegría de traer algo tangible al mundo que viene de mi mente y mis manos es increíblemente gratificante. Es algo que podría perdurar para siempre, donde sea que vaya. Por eso, ver obras de arte históricas en persona es tan conmovedor: puedes sentir la presencia del artista en cada trazo, como si su mano hubiera dejado una marca eterna en el tiempo. Es por eso que valoro tanto mis joyas Mosquito (mis favoritas son el collar Paloma y el Meron). En cada pieza, veo la cuidadosa artesanía detrás de cada piedra meticulosamente enlazada y siento la textura y el peso de los materiales que llevan sus propios orígenes e historia. Gracias Serena, por abrirnos las puertas de tu universo y corazón.

 

Durante nuestra última visita a Nueva York, tuvimos la suerte de conocer a Serena. Queríamos capturar nuestras piezas en la ciudad que nunca duerme, y Serena, amiga de una amiga, se ofreció generosamente a posar con nuestras joyas. Como suele ocurrir en una sesión de fotos, pasar el día con gente nueva es una mezcla de profesionalidad e imprevisibilidad. La pregunta siempre es si el encuentro será solo un momento o si se convertirá en algo más. Con Serena, fue una conexión instantánea. Entre una foto y otra, la conversación fluyó con naturalidad y, para mi sorpresa, descubrí su increíble obra, con la que conecté al instante. Hoy, Serena nos invita a su universo artístico, compartiendo un pedacito de su mundo creativo desde su estudio, un espacio donde las historias cobran vida en cada trazo y detalle. Y solo quiero compartirlo contigo. Gracias, Serena, por abrirme las puertas a tu universo y a tu corazón.

 

Un poco más sobre Serena,

Un restaurante: Cervo’s, especialmente por sus gambas.
Un libro: Franny y Zooey
Una ciudad: Nueva York, siempre.
Un plato: Branzino con tomates asados, aceitunas y un excelente aceite de oliva picante.
Un artista: Pierre Bonnard
Una película: Noche en la Tierra (1991)
Una canción: The Lady Don't Mind de Talking Heads
Una flor: Amapola
Un color: Siena tostada
Un olor: Romero
Una joya mosquito: el collar Paloma

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